domingo, 15 de noviembre de 2009

Una vida sobre ruedas

El nació así, tuvo esa mala suerte, pero todo ese sufrimiento le hizo hacerse más fuerte, lo que no desarrollaba de cuerpo lo hizo de cabeza paliando cualquier atisbo de tristeza. Aunque no podía evitar sentir rabia por los demás, ellos corrían, caminaban y el en silla de ruedas. No hacia más que pensar en todo lo que se ha perdido, maldecía al azar por habérselo impedido. Todas las noches llorando observa a través de su ventana, pidiéndole al cielo que sea mañana, el día que vuelva a caminar, que retorne la alegría, dejar atrás el pasado y disfrutar de la luz de un nuevo día. Ni si quiera la ciencia le puede ayudar es simplemente un estorbo para la sociedad, vaga solo por la calle sin una sonrisa a la que abrazar, sumergido en lo mas profundo de su oscuro mar. Su palpitar se apaga, llorando entre débiles latidos, el no lo sabe pero su alma ya se ha ido, su almohada mojada por la lagrimas caídas pone fin a una triste vida. Su casa vacía como su alma cada día, no podía evitar tanta melancolía y aunque el no lo sabia… yo escribo esto porque le quería….

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